Una pequeña brisa de amor le volvió a pasar por sus ojos, era él de nuevo, pero totalmente diferente, ahora era mucho más atractivo de lo que hacía un año le podía llegar a parecer, era una pequeña fusión de todo el recorrido, de todas sus experiencias que en tan solo el último año había visto pasar, con solo un toque de creatividad y por supuesto, era la perfección.
El subconsciente trabajaba con rapidez para que todos los acontecimientos surgieran en orden cronológico y las agujas del reloj no dieran vueltas sin sentido como hace en casi todos los sueños.
Era un lugar cercano, era un momento íntimo, y las luces brillaban de tal forma que toda la perfección que apreciaban sus ojos fuera percibible.
Era como si su subconsciente quisiera retomarlo todo, olvidar, no sufrir o recordar las razones por las que no quería nada serio en su momento. Es como si el sueño intentara dejar su mente ordenada, y su autoestima elevada.
Pero en ese momento despertó con la misma canción en la mente. Y con el mismo retumbar de la música que anoche no paraba de sonar en la feria.
Entonces, al despertar, pensó... 'qué bien... no me duelen los pies...'
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