lunes, 23 de enero de 2012

Como un día de verano, claro, sincero.

Las cosas están cada vez mucho más claras, hay que admitir que hay heridas que solo arregla el tiempo, y que nosotros no podemos hacer nada, y hay que admitir que hay cosas que solo soluciona una nueva visión del mundo, y él me ayuda a hacerlo. Hay momentos que antes no podía sentir dejarlos marchar por nada del mundo y ahora creo que podría prescindir de ellos, quizás los eche de menos en un futuro, no lo sé.
No sé si es pena o es orgullo, no sé si es alegría o es confusión, pero he dejado de pensar en aquel abril para pensar en este enero. Llevaba tiempo intentándolo, y cuando más vencida me creía aparece la ilusión, y cómo no, ese cosquilleo en el estómago cuando recuerdas momentos con él.
Vuelve a ser una de esas canciones que siempre habían pasado desapercibidas las que ahora me llenan tanto. Sus gestos, su melena sobre los hombros, su mirada despistada, tan independiente y al mismo tiempo con tan poca falta de complicidad, sus palabras tan cortantes y a la vez tan ambiciosas...
Necesito estar a su lado, pero el miedo a que no sea compartido siempre me deja parada.

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