domingo, 22 de julio de 2012

26.06



Nada es comparable con esos instantes en los que decir un te quiero deja de sonar forzado o sobreactuado.
No, no cambiaría nada esas noches a su lado. Esas caricias tan naturales que crecen de sus manos.
Cómo le digo yo que me hace feliz estar con él haciendo cualquier tontería que se nos ocurra, decir cualquier cosa que te venga a la mente, tener esa libertad de darle un beso o un achuchón cada vez que se antoje, esa confianza que va forjándose, es algo que no es atribuible a la razón, es algo que sale de dentro. La plenitud de sentirte feliz, realizado, a gusto con alguien, la plenitud de dormir cada noche después de verle los ojos, es algo que no cambiaría por nada del mundo.

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