Realmente, Bunbury tiene talento. Tiene esa locura que le hace diferente a todos nosotros, cuenta con recursos literarios para expresar de la mejor manera lo que cree, y aunque para muchos parezca ambigua su actuación, nadie tiene las ideas tan claras en situación espontánea, y que, nisiquiera pensado, lo improvisa al momento. Las personas cambian de ideas con el tiempo, él no iba a ser menos.
Enrique tiene un pequeño misterio, que al escucharlo hablar te das cuenta que tiene ideas c ultas, razonadas y coherentes que no todos podemos llegar a comprender. Realmente podemos estar hablando de cualquier tema, tal como música, política, filosofía o actualidad que su gran conocimiento general de las cosas nos fascina con sus respuestas, además del poder de expresarlo de manera improvisada como dije antes para llegar a entenderlo tan bien.
Tiene respuestas para casi todo, o eso parece, ya que tampoco se arriesga a contestar cosas de las que no está seguro, y como es normal, duda.
Bunbury es un claro ejemplo de que en muchos casos la enseñanza escolar no es necesaria para que una persona llegue a tener esa capacidad y esa formación.
Él tiene muy claro lo que le gusta, lo que es bueno y malo, sin dejarse guiar por nadie ni nada, él sería capaz de crear un buen mundo.
Él, es de admirar.
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