miércoles, 5 de febrero de 2014

Una vez más, aquella.



Hace mucho que no me siento inspirada para escribir. Y no significa que se me hayan acabado las ideas. Quizá esas dichosas redes sociales con caracteres restringidos han hecho de nosotros seres totalmente concisos y directos, escuetos creativos para los más participantes y vagos confirmadores de lo que leen para el resto.

¿Qué hemos querido conseguir con todo esto? Quiero decir, la tecnología, los seres humanos llevamos décadas y siglos inventando instrumentos uno tras otro para hacernos la vida más sencilla, y sin saber cuál es el sentido de la vida, nos dirigimos a un estado psico-traumático donde no tenemos qué pensar y sólo nos queda aferrarnos a esas máquinas que tanto trabajo nos han costado y perdernos en un sinsentido patológico donde aparecen problemas de adicción a las tecnologías, a las compras, y un sinfín de alteraciones conductuales para no pensar en lo que NO queremos pensar. Qué hacemos aquí. Dónde estamos. Cuál es nuestra misión.
Tratamos de ocultar bajo tierra todas esas preguntas, antes, con la religión, afortunados aquellos que aún están bajo sus premisas, y ahora con tecnología.
No es arriesgado afirmar que casi todo lo que rodea al ser humano trata de evitar o evadir esas preguntas, y es que el que nos “hayan otorgado” una mente y por ende una conciencia propia, como dice Erich Fromm, nos da esa separatidad  con la naturaleza, la metacognición que termina por acabar con nuestro bienestar natural.

No hay comentarios:

Escucha el Tema