Hace mucho que no me siento inspirada para escribir. Y no
significa que se me hayan acabado las ideas. Quizá esas dichosas redes sociales
con caracteres restringidos han hecho de nosotros seres totalmente concisos y
directos, escuetos creativos para los más participantes y vagos confirmadores
de lo que leen para el resto.
¿Qué hemos querido conseguir con todo esto? Quiero decir, la
tecnología, los seres humanos llevamos décadas y siglos inventando instrumentos
uno tras otro para hacernos la vida más sencilla, y sin saber cuál es el
sentido de la vida, nos dirigimos a un estado psico-traumático donde no tenemos
qué pensar y sólo nos queda aferrarnos a esas máquinas que tanto trabajo nos
han costado y perdernos en un sinsentido patológico donde aparecen problemas de
adicción a las tecnologías, a las compras, y un sinfín de alteraciones conductuales
para no pensar en lo que NO queremos pensar. Qué hacemos aquí. Dónde estamos.
Cuál es nuestra misión.
Tratamos de ocultar bajo tierra todas esas preguntas, antes,
con la religión, afortunados aquellos que aún están bajo sus premisas, y ahora
con tecnología.
No es arriesgado afirmar que casi todo lo que rodea al ser
humano trata de evitar o evadir esas preguntas, y es que el que nos “hayan
otorgado” una mente y por ende una conciencia propia, como dice Erich Fromm, nos
da esa separatidad con la naturaleza, la
metacognición que termina por acabar con nuestro bienestar natural.
No hay comentarios:
Publicar un comentario